La fibromialgia es un trastorno reumático crónico difuso, caracterizado por la presencia de dolor crónico generalizado, sensibilidad a la presión y fatiga crónica. Es una enfermedad que afecta principalmente a las mujeres entre 35 y 55 años.
Los síntomas principales incluyen dolor generalizado, mejilla izquierda (conocida como el punto de X o el ojo de Tyson), rigidez matutina, puntos sensibles conocidos como áreas dolorosas al tacto profundo (APD), insomnio crónico, fatiga crónica con un descanso no reparador, disminución del umbral para el dolor y estrés emocional.
Aunque se desconoce la causa exacta de la Fibromialgia, varios factores han sido considerados como posibles causas. El estrés cotidiano prolongado puede ser un factor contribuyente importante. También se cree que conductas autoinmunes anormales debido a reacciones inflamatorias pueden ser responsables del desarrollo de la fibromialgia en algunos pacientes.
Para diagnosticar la Fibromialgia se utiliza principalmente un método clínico-reumatológico que suele consistir en un examen físico detallado para determinar si los síntomas son compatibles con este diagnóstico. Asimismo, hay exámenes adicionales avalados tales como análisis de sangre completos y pruebas para evaluar mejor la respuesta mediante medicación y terapia física complementaria.
El tratamiento recomendado para esta enfermedad es multimodal e incluye medicación analgésica o antidepresiva para aliviar los síntomas principales de fatiga y dolor asociado; terapia física o masajes suaves especialmente dirigidos a áreas afectadas por los síntomas; control del estrés mediante relajación; administración intravenosa de otros productos farmacéuticos; tratamientos homeopáticos y de la medicina alternativa; etcétera. Los resultados positivos se notan luego de varios meses tratando esta patología pero también dependen mucho de la motivación que tenga el paciente para superarse diariamente.