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Las plantas medicinales tradicionales siguen siendo de utilidad y suelen ser baratas y seguras. En algunas dolencias leves constituyen una excelente opción terapéutica y en enfermedades más graves resultan útiles como complemento de los medicamentos.

La alcachofa (Cynara scolymus) es una planta que además del empleo culinario de los frutos, las hojas se utilizan en farmacia por sus propiedades terapéuticas. Se considera protectora del hígado, estimuladora de la producción de bilis por el hígado, estimuladora del flujo de bilis hacia el duodeno, reductora de los valores de colesterol y coadyuvante en las dietas destinadas a controlar el peso. Como nutriente resulta muy adecuada para evitar los excesos de la dieta pobre en verduras y fibra y excesivamente rica en grasas.

Debido a factores como el estrés en el ámbito profesional y laboral, una alimentación desequilibrada y el consumo frecuente de comidas rápidas, se originan trastornos funcionales del sistema digestivo, sobrecarga hepática, saciedad y flato. Gran parte de la población presenta valores elevados de colesterol y triglicéridos. En todos estos casos está indicado el uso de los extractos de hojas de alcachofa, habitualmente en forma de cápsulas, un remedio seguro y bastante eficaz que sirve de complemento a otros medicamentos más activos.

-Acción como estimuladora de la producción de bilis

La cinarina (es un componente químico de las hojas) tiene propiedades coleréticas y colagogas, es decir, estimula la producción de bilis en el hígado y facilita posteriormente su vaciado en la vesícula biliar, lo que favorece la digestión de las grasas. La bilis, formada por sales biliares y colesterol, es secretada por los hepatocitos y se almacena en la vesícula biliar. Se excreta tras la ingestión de alimentos para metabolizarlos y digerirlos. Por acción de la bilis, las grasas provenientes de los alimentos oleaginosos y de las frituras son emulsificadas (fragmentadas en pequeñas moléculas), transformándose en microgotas que son degradadas por las lipasas pancreáticas e intestinales, quedando aptas para ser degradadas por las enzimas lipasas segregadas por el páncreas. La bilis prepara la digestión de los cuerpos grasos y más tarde se produce la digestión gracias al jugo pancreático, el único capaz de proceder a la degradación de las grasas.

Se recomienda el uso de coleréticos y colagogos en caso de trastornos que se producen cuando no se digieren bien los alimentos y se producen digestiones lentas y pesadas, acompañadas muchas veces de aerofagia y ardores. También se aconseja su empleo cuando se prevén comidas copiosas o abundantes en grasas. Las plantas medicinales más utilizadas con estos fines son la alcachofa, el boldo, la fumaria, el rábano negro, la angélica, el hinojo, la milenrama y la menta.

-Acción hepatoprotectora

El extracto de hojas de alcachofa es un protector hepático, debido a la acción captadora de los radicales libres que producen la oxidación celular. En pruebas experimentales se ha constatado que la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad resulta inhibida como consecuencia de la administración del extracto de hojas de alcachofa. A pesar de ello, y de sus cualidades antitóxicas, no está comprobado que la alcachofa favorezca la regeneración de las células hepáticas, como es el caso del cardo, pero sí es recomendable su empleo en caso de insuficiencia hepática y hepatitis.

-Acción hipolipemiante (disminuye los niveles de lípidos en sangre)

Aumenta la eliminación de bilis, lo que tiene un efecto coadyuvante y facilita el drenaje de colesterol.

Antes de llevar a cabo una terapia medicamentosa con hipolipemiantes sintéticos se debe optar por modificar la dieta, adoptando una que reduzca la ingestión de grasas. Es muy aconsejable acompañar la dieta hipocolesterolemiante con la administración de preparados de hojas de alcachofa, así como controlar el peso y la tensión arterial y hacer ejercicio físico moderado.

Es destacable el potente poder antioxidante y de protección sobre las células hepáticas. La inhibición de la síntesis de colesterol nuevo, el aumento de la excreción biliar de colesterol y la inhibición de la oxidación de cLDL (colesterol unido a las proteínas de alta densidad) representan una acción triple para la prevención de arteriosclerosis.

La existencia de depósitos de colesterol en las paredes internas de las arterias conduce progresivamente a un estrechamiento de los vasos, lo que provoca un trastorno considerable del flujo sanguíneo. En consecuencia, se pueden presentar dolencias graves como angina de pecho, infarto de miocardio, apoplejía o trastornos de percusión en las piernas u otros órganos.

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